Agricultura en el desierto y agua de mar

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La obtención de biocombustibles a partir de la agricultura, tiene mucho que aportar, más aún si se puede llegar a desarrollar agricultura en el desierto (el 20% de la superficie de la tierra es desierto) allí donde no es posible realizar una agricultura convencional y mediante el riego con agua de mar de la que disponemos en grandes cantidades (el 97% del agua de la tierra está en los océanos), agua que no puede ser utilizada de forma directa (salvo tratamientos costosos) para el cultivo de alimentos.

Una idea innovadora

La empresa Boeing con socios colaboradores de los Emiratos Árabes Unidos, están trabajando en un ambicioso proyecto, con el objetivo de mejorar la eficiencia en la obtención de biocombustibles para aviones y vehículos en general, partiendo del cultivo de plantas halófitas en el desierto, plantas que pueden crecer con altos niveles de sal en el suelo y cuyas semillas contienen un aceite con altísimo poder combustible.

Los Emiratos Árabes pretenden desarrollar fuentes de energía sostenibles para diversificar su economía.

El proyecto bautizado como Sistema Agrícola y Energético de Agua Marina, se basa en la creación de un ecosistema en los suelos arenosos de Dubai cercanos al mar, modelo que luego será exportado a otros lugares del mundo. Este sistema suma el agua del mar con los nutrientes que necesita la planta para subsistir y crecer. Para aportar ese alimento, se implantan piscifactorías donde se crían peces y mariscos, que a su vez suponen otra vía de negocio para sufragar los costes de producción y mantenimiento. El agua residual de los estanques de estas piscifactorías muy rica en nutrientes se utiliza para regar las plantas. Después esta agua que se filtra por el terreno fluye para alimentar el manglar de la orilla, antes de regresar al océano.

En Aragón también se apuesta por el cultivo de plantas con alto nivel energético para la producción de fuel, en este caso sin necesidad de utilizar agua de mar pero sí aprovechando terrenos de secano, especialmente con el cultivo de la camelina, utilizada como combustible para lámparas y que se puede integrar en los sistemas de rotación de cultivos, con una producción por ejemplo en Teruel de 500 kilogramos por hectárea, similar a la del trigo que se siembra habitualmente en esta zona.

Estados Unidos ya utiliza el aceite de la camelina para la obtención de biodiésel, además la harina de camelina es rica en proteínas y permite tras la extracción del aceite aprovechar sus restos en alimentación animal.

Fuente: http://www.traxco.es/blog/produccion-agricola/agricultura-en-el-desierto