Animales en Laboratorios

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La problemática y cruel existencia de animales encerrados en los laboratorios del mundo.

La experimentación en que se utilizan animales no humanos (vivisección) es una de las fases más ocultas, discutidas y discutibles de la ciencia y de la industria. Porque no sólo las ciencias médicas, fí­sicas y biológicas se sirven de animales no humanos en sus laboratorios, sino también la industria militar, la industria de las armas, la industria cosmética, la industria del tabaco y la industria quí­mica en general.

Es desde el siglo XVI que los animales son usados como ‘conejillos de Indias’ (nunca mejor aplicado el término) para conocer los misterios del cuerpo, de la circulación sanguí­nea, de la conformación fisiológica, pero también de los efectos de medicinas, venenos, sustancias y la inocuidad de los procedimientos cientí­ficos e industriales. Primates, ratas, ratones, conejos, cobayas, perros, gatos, cerdos y otros animales son masacrados en nombre de la ciencia y la técnica, a razón de que tres animales mueren a cada segundo en los laboratorios del mundo.

En los laboratorios, los animales son usados principalmente para los test de toxicidad (el test Draize, el DL50, el Test de Toxicidad Dermal y de Toxicidad Oral; los estudios de Inmersión, de Inyección e Inhalación). En éstos, los animales son sometidos a dosis letales de todo tipo de ingredientes, a pruebas alergénicas y de irritación – ulceración cutánea, a pruebas de inhalación e inyección de tóxicos, de armas biológicas y quí­micas, de resistencia a la falta de atmósfera o gravedad, de medicamentos y fármacos, e incluso, de alimentos para animales de compañí­a.

Muchos grupos de defensa de los animales, a través de la investigación encubierta, han conseguido llevar fuera del laboratorio los horrores que se ocultan tras sus paredes. Por ello, la experimentación con animales encuentra cada vez un mayor rechazo -en la sociedad y también dentro de la misma ciencia- por diversos motivos: éticos, económicos e incluso biológico-sanitarios, por su crueldad con seres sintientes, el peligro que supone la extrapolación de resultados de una especie a otra (como en el caso del SIDA), y su discutible ‘necesidad’ cuando se comienzan a desarrollar métodos alternativos al uso de animales en los laboratorios de ciencia, asi como también en las salas de clases de los futuros cientí­ficos.

Fuente: http://www.animanaturalis.org/p/1214