En el mundo existen cerca de 4.800 millones de gallinas ponedoras en producción, mientras que en México se calcula que hay 120 millones, de las cuales, más del 90% están confinadas en sistemas intensivos-industriales de jaula.
El bienestar en la producción pecuaria tiene como objetivo lograr un confort físico y mental de los animales, para conseguirlo se deben considerar cuatro aspectos importantes: genética, sanidad, alojamiento y manejo; sin embargo, debido a su propia naturaleza no existen parámetros para llevar a cabo una evaluación cuantitativa del bienestar animal.
El mejoramiento genético que se realiza en la industria avícola (pollos de carne, gallinas ponedoras y pavos) ha dado como resultado aves comerciales muy eficientes, con las que ha sido posible obtener una mayor productividad en menos tiempo y espacio. No obstante, el satisfacer la creciente demanda de alimentos económicos para el consumo humano ha dado como resultado dejar de lado el confort que requieren estos animales y se ha alterado su etología natural.
En cuanto a la sanidad, alojamiento y manejo de las gallinas ponedoras se han generado ordenanzas que modifican los sistemas de producción tradicionales, como por ejemplo, en 1999 el Comité Científico Veterinario Europeo estableció estándares mínimos para la protección de estas aves, en los cuales prohíbe la instalación de jaulas convencionales nuevas a partir de 2003, y permite el uso de las ya establecidas hasta el año 2012; lo que ha obligado a los fabricantes a crear nuevas alternativas como las ‘jaulas enriquecidas’, con una superficie mínima de 800 cm2 por gallina, con acceso a perchas y baños de arena; sin embargo, estas regulaciones implican una mayor inversión que redunda en el costo final del huevo comercial (The Human Society of the US, 2005). Otra alternativa es la producción de huevos orgánicos (producidos por gallinas en libertad o ‘Free range’, y semilibertad), los que están dirigidos a segmentos selectos de mercado, como: ovolactovegetarianos, defensores de los derechos de los animales, entre otros.
Las aves son seres complejos que tienen un amplio espectro de conductas; particularmente, las gallinas en condiciones naturales suelen escarbar, picotear por el suelo, tomar baños de tierra, perchar, acicalarse, aletear, construir nidos y anidar (Comité Científico de la Salud y el Bienestar de los Animales de la Comisión Europea, 2005; Rollin, 1995). En cuanto a su organización social, las gallinas tienen un orden jerárquico que comienza a desarrollarse a la semana de vida y que a las siete semanas está completamente establecido; prefieren ordenarse en pequeños grupos y pasar la mayor parte del día recorriendo su territorio en busca de alimento y al anochecer se ven muy motivadas a encontrar un espacio seguro para descansar y recogerse sobre una percha (Compassion in World Farming, 2007).
Los sistemas predominantes para la producción de huevo son en jaula y en piso, cada uno de ellos repercute en forma diferente sobre el bienestar de las gallinas. En las jaulas, la falta de ejercicio físico predispone a la degeneración y enfermedades del aparato locomotor, como: osteoporosis (fatiga de jaula), callos en patas, deformación de dedos y crecimiento exagerado de garras (Bütow, 2005). Por otra parte, las aves en piso tienen libertad para moverse dentro de la nave y desarrollar casi todas sus conductas naturales, pero los parámetros productivos y económicos no son tan eficientes como el otro sistema, lo que deja como resultado mayores costos de producción y desperdicio de recursos, lo que repercute en el precio final del huevo.
Los defensores de los animales cuestionan la producción de huevo de gallinas enjauladas, ya que opinan que éstas sufren y se sienten frustradas. Aunque algunas de las preocupaciones de los activistas estén justificadas, deben tomarse en cuenta algunos factores importantes; por ejemplo, en la Unión Europea, cuyo ingreso per capita es de 30,55 USD diarios, se exige el bienestar de las gallinas, pero se asume que los costos de producción que ello implica deberán ser cubiertos por los propios consumidores; sin embargo, en Latinoamérica, donde se estima que el ingreso per capita es de 10,64 USD por día, 250 millones de personas viven con menos de 1,25 USD diarios y el índice de desnutrición infantil alcanza el 33%; se debe priorizar el abasto de alimentos de calidad y garantizar su acceso a una mayor parte de la población de escasos recursos. Adicionalmente, en medio de este conflicto de pensamientos e ideología, no se ha considerado el hecho de que la actual gallina ponedora está diseñada para ser criada en jaula, puesto que el mejoramiento genético ha debilitado en gran parte su rusticidad y resistencia al medio externo, y es posible que estas aves experimenten un proceso de adaptación intenso cuando son alojadas en sistemas abiertos; y queda la pregunta ¿Cuál es el trabajo (fin zootécnico) de una gallina ponedora?… esta función, como cualquier otra, provoca desgaste y lesiones, cuya gravedad dependerá de la productividad y de las condiciones de manejo, mas no del sistema de alojamiento que se esté utilizando; en consecuencia, un sistema abierto mal manejado tampoco garantiza un eficiente confort de la gallina.
Prueba de campo
Con el objetivo de comparar el efecto de los sistemas de producción (jaula y piso) sobre el estado físico de las gallinas se observaron ponedoras de estirpe Hy-Line de 90 semanas en el Centro de Enseñanza, Investigación y Extensión en Producción Avícola (CEIEPAv) de la UNAM. Las aves estaban divididas en dos grupos: un intensivo convencional (SI) de jaulas y otro sistema en piso (SP). En ambos casos, las aves fueron sometidas a un programa de iluminación artificial y a prácticas de corte de pico; y se les administró alimento en polvo y agua potable ad libitum.
En el SI se utilizaron jaulas de diseño español tipo grada de dos niveles, de 45 cm de largo por 40 cm de ancho, lo que proporciona a cada gallina una superficie de 600 cm2 (0,6 m2); cada jaula, que aloja tres aves, cuenta con un bebedero de copa y comedero de canal; mientras que en la caseta de piso se observó una cama de paja de trigo con un grosor promedio de 2.5 cm. y cuentan con bebederos automáticos tipo campana y comederos tipo tolva de 15 Kg.
Al realizar la observación de los dos sistemas se apreciaron los aspectos que se enumeran a continuación.
– En el SI se distingue que el hacinamiento limita la actividad física de las gallinas y restringe el desarrollo de las conductas etológicas antes indicadas; mientras que el SP permite a las aves desarrollar casi todos sus comportamientos naturales, especialmente: perchar, bañarse de polvo, escarbar, picotear y recorrer su territorio, en el cual las aves débiles tienen más oportunidad huir de las agresiones de una gallina dominante.
En este sentido, las ventajas del SI apuntan a una mayor densidad poblacional, mejores índices productivos y económicos, prevención de enfermedades parasitarias y un control eficiente del microclima de la instalación; mientras que el SP tiene un costo de instalaciones menor y aparentemente satisface de mejor manera el bienestar y confort de las gallinas, como lo mencionó Mazzuco (2007) en la Mesa redonda: Legislación y Exigencias Internacionales de Bienestar Animal para Aves. Por otra parte, como desventajas del SP se sugieren: evidente predisposición a la cloquez, menor calidad externa y sanitaria del huevo, mayor riesgo de enfermedades parasitarias y complicaciones con el manejo de la cama; mientras que las única desventaja del SI es la supuesta falta de confort que padecen las aves.
– El piso de alambre del SI ocasionó más callos en las patas, crecimiento exagerado de garras y dedos deformes, a diferencia de las gallinas del SP, que no presentaron características similares debido a que cuentan con un piso suave (paja) que amortigua la fricción con el piso, pero al mismo tiempo la base de concreto al ser rugosa y áspera provoca el desgaste de las uñas; adicionalmente no se observaron deformidades de los dedos ya que al estar en una superficie plana el ave no requiere sujetarse.
Bütow (2005) afirma que las jaulas del SI no provocan sufrimiento o malestar en las gallinas per se, pero fallas en el mantenimiento como la presencia de abrasiones o alambres sueltos causan heridas sobre la piel y el plumaje de las aves, que inciden directamente en su bienestar.
– En el SI existe una fricción constante de la piel de las aves con el piso y paredes de las jaulas, lo que facilita la pérdida de plumas; en contraste, en el SP el plumaje y la piel no está maltratado debido a la ausencia de superficies de fricción. Sin embargo, es importante considerar que la caída de la pluma no refleja el sufrimiento de las aves, por lo que un manejo adecuado y un mantenimiento de instalaciones eficiente evitan este trastorno de las gallinas.
§ El índice de huevo sucio fue menor en el SI (2%) a diferencia del SP cuyo porcentaje duplicó el del otro sistema; lo cual es muy importante en salud pública e inocuidad alimentaria, debido a que en el SP el huevo es muy susceptible de contaminación con agentes bacterianos que pueden afectar la salud de los consumidores. Por ejemplo, Esteban et al. (2008) reportaron que el 70,6% de las parvadas criadas en libertad en el norte de España estaban contaminadas con Campylobacter, reconocido por la OMS como el principal agente bacteriano causante de gastroenteritis en el humano alrededor del mundo; situación que generalmente no es considerada por los activistas defensores de los animales.
Conclusión
El estado físico de estos animales no es un indicativo directo de que hayan sufrido, sino que es el resultado del desgaste ocasionado por su función zootécnica; por lo tanto, si el sistema de jaula ocasionara sufrimiento a las gallinas, éstas no alcanzarían los índices de producción actuales que marcan las nuevas líneas genéticas (superiores al 90%), para de esta forma dar prioridad a las necesidades de la humanidad. Sin embargo, desde otro punto de vista es importante realizar nuevas investigaciones para evaluar cuantitativamente el bienestar de los animales.