Desde que el Hombre reunió rebaños y sembró vegetales para su alimentación ha estado buscando los mejores animales y vegetales para su producción.
Ha cruzado individuos con distintas características para intentar crear descendientes mejores que sus antecesores. Sin embargo, estos cruzamientos no aseguran un resultado positivo. Mediante la biotecnología se pueden seleccionar genes concretos e introducirlos en una célula, obteniendo un organismo nuevo al que llamamos organismo genéticamente modificado, que poseerá las características que le hemos insertado.
Agricultura
En agricultura estas técnicas pueden constituir toda una revolución, ya que las células vegetales son fácilmente manipulables. Los genes seleccionados se introducen en la célula vegetal mediante microinyección o biobalística. Se induce la división celular y, en poco tiempo, podemos tener un nuevo plantón, un organismo genéticamente modificado. Con este sistema se han obtenido interesantes variedades, como por ejemplo:
Transgénicos de maíz:
Variedad resistente a las heladas: se ha introducido un gen perteneciente a la platija ártica (¡es un pez!), con lo que consigue soportar temperaturas extremas.
Variedad resistente al taladro del maíz: se ha introducido el gen de una toxina bacteriana que provoca la muerte en la larva de la especie de insecto que provoca el taladro del maíz.
Variedad resistente a herbicidas: se ha introducido un gen bacteriano que permite a la planta degradar el herbicida.
Transgénicos de la patata: se añaden genes de amaranta a la patata, con lo que ésta puede formar proteínas ricas en aminoácidos esenciales. Así aumenta el valor nutritivo de la patata.
Transgénicos de arroz: se añade un gen precursor del b-caroteno para obtener vitamina A.
Maíz. Imagen: De Mier y Leva
Con estas variedades y con otras muchas podrían combatirse casos de hambruna endémica en distintas zonas del Planeta.
Ganadería
La creación de animales transgénicos es un proceso más complicado que con vegetales. Las células animales no son totipotentes, por lo que hay que recurrir a un óvulo o a células embrionarias.
os mejores resultados se han obtenido con peces, como el salmón, la carpa y la lubina. A individuos de estas especies se les ha añadido el gen de la hormona del crecimiento, lo que produce un aumento de tamaño del pez en muy poco tiempo. En el salmón se ha introducido otro gen, ‘el anticongelante’. Así puede ser criado en aguas muy frías.
Fuente: http://recursos.cnice.mec.es/biosfera/alumno/2bachillerato/biotec/contenidos6.htm