Escherichia coli ha sido subestimado por largo tiempo, tradicionalmente se ha considerado como un agente ambiental y oportunista en animales inmunodeprimidos, o complicante en infecciones virales en aves.
Sin embargo, desde hace algunos años, se le considera ya como un patógeno primario que causa pérdidas multimillonarias a nivel mundial, aunque a ciencia cierta es difícil calcular su impacto real.
El impacto económico se ha relacionado a una disminución del crecimiento y decomisos en la planta de procesamiento en pollo de engorde, baja producción en gallinas de postura, así como un incremento en la mortalidad. Incluso, cuando las condiciones de crianza no son adecuadas, las infecciones ocasionadas por E. coli comprometen el bienestar de las aves.
Escherichia coli fue descubierta en 1886 por Theodor Escherich, quien encontró a este microorganismo en heces de niños, a partir de entonces se considera como un habitante normal de la biota intestinal de diversos animales y el hombre y juega un papel muy importante en la digestión y la regulación de la microbiota intestinal.
Esta bacteria pertenece a la familia Enterobacteriaceae, es gram negativa, anaerobia facultativa; crece a temperaturas entre 15°C y 45°C, no produce esporas, puede ser móvil o inmóvil y normalmente es fermentadora de la lactosa, aunque existen cepas que no son capaces de utilizar este sustrato.
Este microorganismo ha sido clasificado en tres grandes grupos:
WVEPAH FEBRERO
Cepas comensales
Cepas patógenas intestinales (InPEC) o diarreogénicas
Cepas patógenas extraintestinales (ExPEC), dependiendo de su
potencial patógeno.
Como parte de este último grupo se encuentran las cepas uropatógenas (UPEC), las causantes de meningitis bacteriana (BMEC) y aquellas que ocasionan infecciones en aves conocidas como patógenas aviares (APEC).
Tradicionalmente, su identificación en el laboratorio se basa en sus propiedades bioquímicas (Figura 1) ya que no se requieren equipos sofisticados, sin embargo, dada la diversidad de esta bacteria no es suficiente para conocer la virulencia de la cepa en cuestión, ni se logra diferenciar entre patotipos.
Por lo que se requiere recurrir a otros métodos para dilucidar si una cepa en particular tiene la capacidad patogénica para ser causante de un problema infeccioso en una parvada.
SEROTIPIFICACIÓN
La serotipificación ha sido empleada como una herramienta de gran utilidad para fines epidemiológicos, en el caso de esta bacteria se emplea el esquema de Kauffman-White, similar al de Salmonella que se basa en la identificación de antígenos somáticos “O”, capsulares “K” y flagelares “H”.
En el caso de Escherichia coli se han identificado 197 antígenos somáticos, 80 capsulares y 60 flagelares.
Cuando solo se hace referencia al antígeno somático se le denomina
serogrupo, y
Cuando se menciona el antígeno somático y el flagelar, entonces se
le denomina serotipo.
En el caso del antígeno “O” es parte del lipopolisácarido (LPS) que forma parte de la membrana externa de las bacterias gram negativa, el cual está compuesto por el lípido A, el core interno, core externo y las cadenas laterales que son unidades repetidas de polisacáridos que contienen de 2 a 5 residuos de azúcares.
Como es evidente, la gran diversidad del antígeno “O” le ofrece ventajas a la bacteria para sobrevivir en nichos específicos, de hecho, se le considera un factor de virulencia muy importante, no solo para las cepas APEC, sino para las cepas ExPEC.
Ya que éste evita la unión de los anticuerpos del huésped a antígenos que se localizan en estructuras más internas en la bacteria, además, se sabe que evita la unión de los fagos a las proteínas de la membrana; incluso, se ha visto que este antígeno es capaz de inhibir la acción enzimática de la lisozima.
Por otro lado, el antígeno “O” es altamente inmunogénico y es el principal antígeno contra el que se monta la respuesta inmune, lo cual representa un gran desafío para la producción de vacunas, pues como se ha mencionado, se reconocen al menos 197 antígenos y entre la mayoría de ellos no se presenta una protección cruzada.
Hasta hace algunos años, se reconocía que los serotipos más comunes entre las cepas APEC eran O1, O2 y O78.
Sin embargo, a medida que se ha analizado más cepas involucradas en infecciones aviares se ha determinado que los serotipos varían dependiendo de la zona geográfica, momento del aislamiento, tipo de ave y localización de la infección.
Aunque la serotipificación pude ser muy útil para relacionar ciertos serotipos con algunos brotes de enfermedad, al igual que la identificación bioquímica, tampoco proporciona información sobre la virulencia de las cepas aisladas.
Es por eso por lo que se ha recurrido al uso de diversos métodos como los moleculares para lograr definir la virulencia de una cepa determinada. ARTÍCULO COMPOLETO EN: https://avinews.com/escherichia-coli-patogenica-aviar-apec-serotipos-y-virulencia/