La nueva guía apunta que el salto zoonótico de patógenos de animales a humanos se reconoce como la causa predominante de enfermedades infecciosas emergentes y como la causa principal de pandemias recientes
La Organización Mundial de la Salud ha publicado una guía para prevenir el salto de nuevas enfermedades de animales a humanos.
La Organización Mundial de la Salud ha publicado una guía para prevenir el salto de nuevas enfermedades de animales a humanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una nueva guía sobre prevención del salto de nuevas enfermedades de animales a humanos. En este sentido, desde la OMS indican que el salto zoonótico de patógenos de animales a humanos se reconoce como la causa predominante de enfermedades infecciosas emergentes y como la causa principal de pandemias recientes.
“Este riesgo de contagio se ve incrementado por una variedad de factores (llamados impulsores) que afectan la naturaleza, la frecuencia y la intensidad del contacto entre humanos y animales salvajes. Muchos de estos impulsores están relacionados con el impacto humano, por ejemplo, la deforestación y los cambios en el uso de la tierra y las prácticas agrícolas”, explican.
Si bien está claro que la tríada de prevención-preparación-respuesta (PPR) es muy relevante, hay mucha discusión sobre cuál de estas tres actividades estratégicas en el campo de las enfermedades infecciosas emergentes debe priorizarse y cómo orientar los recursos de manera óptima. Para ello, subrayan desde la OMS, es importante comprender el alcance de la respectiva actividad y las consecuencias de la priorización.
“El devastador impacto del Covid-19 en la salud humana a nivel mundial ha suscitado amplios debates sobre cómo prepararse mejor y protegerse contra la próxima pandemia”, recuerdan desde la OMS en su nueva guía.
En la actualidad, las estrategias parecen centrarse principalmente en la detección precoz y la reacción ante la aparición de enfermedades humanas, a menudo centrándose explícitamente sólo en las medidas que deben tomarse una vez que se han producido la propagación y el contagio de los patógenos.
“Las estrategias para reducir la probabilidad de que se produzcan casos de propagación están infravaloradas e infrautilizadas, como han puesto de manifiesto las recientes crisis de enfermedades infecciosas como las epidemias de ébola y viruela, y se han perdido en los debates generales sobre la preparación y la financiación de la recuperación”, advierten desde la OMS.
A menudo, señalan, se afirma que asignar recursos para evitar que algo ocurra es políticamente difícil, ya que el valor de la prevención es en gran medida “invisible” (paradoja de la prevención), o tardará mucho tiempo en mostrar sus efectos.
Sin embargo, en la actualidad hay varios enfoques que destacan los beneficios económicos de la prevención del contagio. Así, remarcan que, si se adoptan medidas para prevenir el contagio, se calcula que la inversión acumulada de las acciones preventivas que pueden llevar a cabo determinadas industrias ascendería a entre 10.000 y 31.000 millones de dólares al año en todo el mundo.
PREVENCIÓN DE SALTOS ZOONÓSICOS MEDIANTE EL ENFOQUE ‘ONE HEALTH’
Por ejemplo, se calcula que la reducción de la deforestación genera 4.000 millones de dólares al año en beneficios sociales derivados de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. “La Covid-19 ha demostrado la inmensa carga que supone una pandemia, incluida la importante mortalidad que provoca una recesión económica, con una contracción de la economía mundial del 4,4% en 2020”, señalan.
Las pérdidas económicas previstas de esta pandemia, apuntan desde la OMS, se estiman en casi 14 billones de dólares hasta 2024. Estas pérdidas son paralelas a las sufridas por otras emergencias de enfermedades infecciosas, como la pandemia de SARS de 2003, con una pérdida económica estimada de 52.000 millones de dólares; el brote de ébola en África Occidental en 2014-2016, con una pérdida del PIB de entre 2.800 y 32.600 millones de dólares y una carga económica y social global estimada en 53.190 millones de dólares; y el brote de Zika de 2015-16, con una pérdida estimada en Estados Unidos, el Caribe y América Latina de 20.000 millones de dólares.
“Si se invirtiera en ellas, las estrategias de prevención reducirían sustancialmente la probabilidad de otra pandemia y probablemente generarían un retorno de la inversión suficiente a lo largo del tiempo, además de tener el potencial de generar importantes beneficios colaterales al ayudar a evitar brotes y epidemias a menor escala”, aseguran desde la OMS.
A modo de conclusión en la guía de la OMS se señala que todavía no se ha dado prioridad a la prevención de la propagación y no se han abordado específicamente los factores que impulsan la transmisión de patógenos zoonósicos a los humanos.
“Para que exista un compromiso serio para reducir el riesgo de que se produzcan futuras pandemias —en lugar de limitarse a intentar reducir la propagación pandémica mediante la mejora de las respuestas—, es esencial que los debates y las acciones sobre la prevención de pandemias se centren en la prevención primaria del contagio de patógenos como primer paso decisivo”, destacan
También es fundamental, consideran, que las iniciativas medioambientales, por ejemplo, el Marco Global de Biodiversidad Post2020, se implementen para incluir explícitamente como objetivo la reducción del riesgo de propagación y, en consecuencia, la aparición de futuras pandemias.
A este respecto, indican que al abordar el riesgo de propagación deben tenerse en cuenta los contextos geográficos específicos y los antecedentes socioeconómicos y culturales de las personas, evitando al mismo tiempo la vulneración de los derechos humanos, incluidos los de las comunidades indígenas, en consonancia con los principios fundacionales de Una Sola Salud.
“La prevención del contagio debe seguir el enfoque de reducción de riesgos de Una Sola Salud, reconociendo que muchos comportamientos y actividades antropogénicos dan lugar a cambios ambientales y factores socioeconómicos que aumentan el riesgo de contagio, que puede mitigarse con acciones pragmáticas y antropogénicas”, insisten desde la OMS.