Inteligencia artificial: ¿hay sólo intereses científicos?

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Inteligencia artificial: ¿hay sólo intereses científicos?

En nuestra edición anterior brindamos una primera parte de la exposición de monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan, en torno a los desafíos éticos de la inteligencia artificial -IA-. En este artículo, el arzobispo de San Juan, Jorge Lozano, finaliza con un cuestionamiento disparador del siguiente análisis: “¿Puede llevarnos a un mundo más justo, más humano? Estamos ante nuevas oportunidades y nuevos riesgos”:

Para Lozano, “la IA también puede sustituir a los trabajadores en algunas áreas y provocar desempleo. Según algunos estudios se calcula que unos 100 millones de empleos van a ser reemplazados por inteligencia artificial en este 2023, y se podrán crear 97 millones de nuevos puestos de trabajo en los próximos 10 años. He leído también que el mundo actual puede “funcionar” con el 30% de la población actual. ¿Cuál será el lugar del otro 70%?”. ¿La IA puede hacer algo más que acumular ganancias económicas? Productividad y rentabilidad no se identifican, y tampoco pueden ser valores absolutos. Por encima de ellos están las personas y el cuidado del ambiente”, destacó monseñor.

“Hay prioridades que no debemos descuidar: las personas trabajan, las máquinas funcionan. En estas disyuntivas entre el capital y el trabajo hay que procurar siempre relaciones de complementariedad. Pero también debemos afirmar el principio de la prioridad del trabajo frente al capital y al conjunto de los medios de producción, siendo estos una causa instrumental frente al trabajo que es una causa eficiente y primaria”, indicó. La Ingeniera Marita Benavente, Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Provincia de San Juan, describió en un panel acerca de esta problemática: “la ciencia de las últimas décadas está atravesada por un impulso insaciable, infinitista, que no se detiene a preguntar por los motivos de sus acciones y que ignora explícitamente las barreras que solían delimitar el proyecto científico del siglo pasado. Una ciencia que conlleva a un desarrollo tecnológico que se apropia de manera ilimitada e irreflexiva de los recursos naturales, una ciencia que potencia la acumulación excesiva de capital en manos de unos pocos y finalmente una ciencia que posee lazos ostensibles con los intereses del mercado y de la muerte” cita Lozano al Panel sobre “Los desafíos del trabajo hoy”, realizado en la CGT el pasado 27 de julio.

“No le podemos pedir a la IA lo que debe proponerse construir la IH o inteligencia humana”, afirma y dispara: “Tampoco puede ser excusa para desligarnos de las responsabilidades. La cuestión es si será instrumento utilizado por quienes buscan el desarrollo integral de la humanidad, o por quienes se mueven por la ley del más fuerte. De ser así será cada vez más fuerte y rico un pequeño grupo, y más pobre y descartado la mayoría de la humanidad a la que buscarán eliminar”. Y se preguntó: “¿Para qué cantidad de personas hay que pensar el mundo? ¿Y la Argentina? Es fundamental definir para cuántas personas habrá trabajo en las próximas décadas”.

La tecnología “tiene un impacto significativo en las relaciones humanas. Puede fomentar la fraternidad al conectar a personas de todo el mundo, pero también puede reducir nuestras interacciones a transacciones funcionales. ¿Cómo podemos mantener relaciones humanas auténticas en un mundo cada vez más digitalizado?¦. “La compasión, el amor y los sentimientos son características humanas fundamentales. A medida que la IA avanza, surge la pregunta de si las máquinas pueden demostrar empatía y comprensión. Estamos bien conectados, pero cada vez más solos (FT)”, afirmó.

La IA “nos plantea una pregunta fundamental sobre nuestra relación con Dios, con la fe. ¿Cómo cambia la creación de sistemas de IA nuestra percepción de la relación entre los seres humanos y Dios?”.

EL FUTURO

“La mirada acerca del futuro no es neutral ni ingenua. Se sustenta en un marco de valoraciones que propone o impone un modelo antropológico a buscar como deseable. Los que detentan el poder económico dirigen los destinos de los pueblos por encima de las decisiones políticas”. Ellos, “también orientan y cargan los datos y reglas con los cuales debe trabajar la IA”. La IA “es una herramienta y no un fin en sí mismo. Puede ser utilizada para mejorar nuestra vida y fortalecer los vínculos humanos”. Por ejemplo, “puede ayudar a las personas mayores o con capacidades disminuidas a vivir de manera independiente” en tareas cotidianas. Es esencial “que se desarrolle y se implemente con una consideración cuidadosa de sus implicaciones éticas y sociales”. Otro desafío “es la privacidad y la seguridad, ya que recopila y analiza gran cantidad de datos personales y de grupos”. También, “este tipo de tecnología provoca un impacto importante en el sistema educativo, en las formas de aprendizaje como de evaluación”. Impacto positivo que “nos exige caminar con cautela en este delicado ámbito”. “Nos dice el libro del Génesis que la tentación de la serpiente consistió en decir a la mujer “Serán como dioses”, no corramos el riesgo de decir a las máquinas “serán como humanos””, disparó.

CIERRE

“Los peligros mencionados no nos deben impedir reconocer las posibilidades que nos puede brindar. Permítanme insistir en que la Iglesia no tiene tecnofobia”. Pero, “es importante señalar la dificultad de establecer canales de diálogo con la teología y la filosofía”. Y se preguntó: “¿Hay investigaciones sola y puramente científicas? ¿Hay algo más que materia en el ser humano?. Hay corrientes filosóficas materialistas que desconocen lo espiritual y sentimental”. El funcionalismo computacional “se basa en combinación de pasos matemáticos predeterminados. Es un funcionalismo reduccionista, que solamente refiere a estados físicos, sin plantear la objeción del sentido, del para qué, la finalidad”. “Estamos lejos aún de que la IA pueda reproducir exactamente la IH, aunque algunas investigaciones es lo que se proponen alcanzar. Hoy sólo contamos con máquinas que únicamente operan en los escenarios para los cuales fueron programadas”. Y agregó: “Debemos cuidar el realismo de la vulnerabilidad y fragilidad”.  “La ética en la IA no es sólo un debate técnico, sino una reflexión profunda sobre quiénes somos como seres humanos y cómo deseamos interactuar con la tecnología que nosotros creamos”, sentenció.

LA IGLESIA

Las enseñanzas sociales de la Iglesia “valoran la ciencia y la tecnología como un maravilloso producto de la creatividad humana, donada por Dios y puesta al servicio para superar dificultades y para el buen vivir de la humanidad”. Y mencionó entre algunos aportes del Papa.

*El Servicio del Desarrollo Humano Integral anunció que la próxima Jornada Mundial de oración por la Paz, que tendrá lugar el 1 de enero de 2024, será sobre la IA: “Los avances en el campo de la IA están teniendo un impacto cada vez más profundo en la actividad humana, la vida personal y social, la política y la economía”

*El tema del Mensaje del Papa será: “La inteligencia artificial y Paz”. Se destaca “la necesidad de estar vigilantes y de trabajar para que en la producción y uso de tales dispositivos no arraigue una lógica de violencia y discriminación, a expensas de los más frágiles y excluidos: la injusticia y las desigualdades que alimentan conflictos y antagonismos”. https://www.agromeat.com/357343/inteligencia-artificial-hay-solo-intereses-cientifico