Los trastornos reproductivos comprenden una plétora de manifestaciones clínicas que van desde la infertilidad hasta el aborto espontáneo y pueden asociarse con dinámicas simples o más complejas, que implican, entre otros, agentes infecciosos. La infección por leptospirosis se ha informado como una de las causas de los trastornos reproductivos en los animales de producción [1].
La leptospirosis es una enfermedad zoonótica con distribución global, causada por espiroquetas pertenecientes al género Leptospira. La infección se transmite de un huésped infectado al receptor (animal o humano) por contacto directo o indirecto con agua, suelo u otro medio contaminado con orina infectada.
La epidemiología, la amplia gama de huéspedes susceptibles y reservorios, una intrincada ecología y limitación en el cultivo de la bacteria hacen que esta enfermedad a veces sea difícil de diagnosticar en animales de producción, particularmente en sus formas subclínicas.
Las pruebas diagnósticas más ampliamente utilizadas en este contexto son la serología indirecta y / o la confirmación directa de la presencia bacteriana por aislamiento o PCR, en la fase temprana de infección aguda [2] o excrementos crónicos de animales [3,4].
La serología se obtiene por titulación de Leptospira sp. anticuerpos en animales infectados con la prueba de aglutinación microscópica (MAT).
El manual de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) recomienda que esta prueba se realice con Leptospira sp. En vivo. como antígeno [5]. La especificidad de esta prueba es alta, pero solo no es suficiente para proporcionar un diagnóstico definitivo de leptospirosis, a menos que se demuestre un aumento de cuatro veces del título en los sueros convalecientes [5].
Por otro lado, el diagnóstico serológico en animales de producción es más complejo, porque los animales pueden ser huéspedes de mantenimiento y el estado serológico de la infección puede asociarse con niveles bajos o ausentes de Leptospira sp. anticuerpos [6].
Fuente: MDPI
