La tuberculosis (bTB) y la paratuberculosis (PTB) bovinas son dos de las enfermedades que más preocupan tanto a los ganaderos como a la administración. La primera se trata de una enfermedad sometida a Campañas Oficiales de Erradicación, y aunque en la CAE el número de explotaciones afectadas es inferior al 0,25%, a nivel estatal supone un gasto enorme debido tanto al mantenimiento de las campañas como a las indemnizaciones que deben aplicarse. Por otra parte, la paratuberculosis es una enfermedad productiva que afecta a más del 50% de las explotaciones a nivel mundial, que desde hace años se relaciona con la enfermedad de Crohn en los humanos.
Los síntomas aparecen principalmente al inicio de la vida productiva de los animales y son diarrea, descenso de producción y adelgazamiento pudiendo llegar a caquexia y finalmente a la muerte del animal. Los agentes causales de ambas enfermedades pertenecen al género Mycobacterium y afectan no sólo a los animales domésticos sino también a los silvestres. La estrecha convivencia que muchas veces se observa entre animales domésticos y silvestres favorece la diseminación de las enfermedades y al mismo tiempo dificulta su control.
En el caso de la PTB a pesar de que la eficacia de la vacunación como herramienta de control de la enfermedad ha sido reiteradamente demostrada tanto por el grupo de micobacterias de Sanidad Animal de NEIKER como por otros investigadores a nivel mundial, su uso es restringido en la mayoría de los países debido a la posible interferencia que produce con las técnicas de diagnóstico de rutina que se usan en las campañas oficiales de erradicación de la bTB.
Para evitar este inconveniente se planteó por un lado estudiar, en animales vacunados frente a PTB y desafiados con Mycobacterium bovis vía intratraqueal en nuestras instalaciones de alta seguridad biológica, el uso de criterios de interpretación alternativos a los utilizados en la prueba de la intradermotuberculinización, así como la incorporación de antígenos más específicos.
Fuente: Sanidad Animal