Avicultura alternativa y sostenibilidad (2ª parte)

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Avicultura alternativa y sostenibilidad (2ª parte)

Esta es la segunda parte del artículo de aproximación a la sostenibilidad de las aves rurales. Es un tema muy complejo en el que entran en juego multitud de aspectos a tener en cuenta. En muchas ocasiones se comenta la sostenibilidad teniendo presente únicamente la vertiente medioambiental. Considero que no hay sostenibilidad, ni futuro, sin lograr cubrir las tres dimensiones: medioambiental, económica y social. Ésta última, por cierto, igual de determinante que las otras dos. Solo por este camino seremos económicamente sostenibles.

Debemos dar pasos para desarrollar una avicultura socialmente aceptada tanto por los ciudadanos consumidores como por los quienes serán los próximos avicultores. ¿Quiénes serán los avicultores, ganaderos y agricultores en nuestras poblaciones dentro de 15-20 años? Sí continuamos produciendo como lo hacemos hoy, ¿tendremos relevo generacional?

En Francia, por ejemplo, es un tema tan importante que el ministerio se llama Ministerio de Agricultura y para la Soberanía Alimentaria. Soberanía conlleva sostenibilidad en sus tres vertientes, por supuesto. Y, también, supone no solo tener para comer, saciar el hambre, suficientes proteínas, sino comer lo que cada uno quiera comer, proteger la diversidad, la cultura y patrimonio alimentarios, la experiencia y el saber-hacer ancestral, así como avanzar hacia nuevos modelos productivos y productos.

  1. SOSTENIBILIDAD MEDIOAMBIENTAL

Siguiendo con el esquema que propone OVALI, avanzar hacia la sostenibilidad ambiental debe perseguir estos objetivos:

Optimizar la gestión de los recursos:

Optimizar el consumo de energía no renovables.

Optimizar a utilización de recursos no renovables (aparte de la energía).

Optimizar la utilización del agua.

Preservar la diversidad genética y los recursos.

Gestionar los impactos medioambientales:

Limitar las emisiones atmosféricas de gases de efecto invernadero (GEI) y de partículas.

Preservar la calidad del suelo y del agua.

Utilizar los subproductos animales y vegetales del subsector.

Preservar el medio natural en la zona:

Integrar mejor las instalaciones en el paisaje.

Minimizar el impacto de los útiles de producción sobre el medio natural.

Favorecer la biodiversidad.

Por lo general, las aves rurales son criadas en naves avícolas con muy bajo consumo de energía: baja densidad de cría, ventilación natural (o con bajas necesidades) e iluminación natural. Son naves de cría que fácilmente pueden acercarse al concepto de «nave de cría con bajo consumo de energía (9), siendo el primer paso para alcanzar una nave de «energía positiva» (Bâtiment d’élevage à énergie positive BEBC+ (10), que es aquella que genera más energía que la que consume. Sumando instalaciones para generar energías renovables en una instalación de bajo consumo, llegamos a naves que consumen menos energía que la que generan.

Sin llegar a crear una «planta de energía renovable», que desvirtúe el objetivo agroganadero principal de una explotación de aves rurales, es frecuente encontrar hoy naves de gallinas camperas y ecológicas equipadas con placas fotovoltaicas y aerogeneradores eléctricos, que generan la mayor parte de la energía que consumen, e incluso explotaciones desconectadas de la red eléctrica porque son autosuficientes.

Siendo la avicultura la producción ganadera que mejor optimiza la utilización de recursos no renovables, quizás, el índice de transformación es el punto más débil para las aves rurales en este apartado. Es cierto que las gallinas camperas y ecológicas consumen más pienso por kg de huevo producido que las enjauladas. Y podemos decir lo mismo para los pollos camperos. Sin embargo, esto no se debe analizar aisladamente, sino dentro del ciclo total de vida del producto. Haciéndolo así, puede cambiar el resultado, pues la producción de huevos y carne con aves rurales suele tener un marcado carácter local tanto en la producción y en sus aprovisionamientos como en la venta. No son, en general, «alimentos kilométricos». La mejora en este aspecto la encontrarán las aves rurales en los aprovisionamientos de cercanía. Alimentar a las aves con materias primas adquiridas a los agricultores cercanos permite, además de reducir la «huella de carbono», encontrar sinergias con los agricultores de la zona al fertilizar sus tierras con el estiércol producido por las aves rurales. Como en todas las producciones ganaderas, en las aves rurales se aplica la alimentación por fases, así como todos los aditivos que mejoran el aprovechamiento digestivo de los nutrientes de la alimentación. Al igual que en otros modos de producción avícola las mejores técnicas disponibles (MTD) en la alimentación son aplicadas para optimizar el uso de los recursos naturales y minimizar los residuos.

La optimización del agua es máxima en las aves rurales, pues el uso de bebederos de tetina que minimizan las pérdidas de agua, como en el resto de avicultura, está generalizado. Igualmente, es habitual disponer de contadores de agua que permiten tener un control preciso del consumo y detectar posibles averías que la desperdicien. Las aves rurales no precisan, por lo general, la refrigeración por evaporación en verano o lo hacen solo en momentos concretos de máximo calor. En la producción de carne de ave se usan estirpes de crecimiento lento más rústicas y con menor necesidad de refrigeración. En la producción de huevos, la baja densidad de cría minimiza también el consumo de agua para la refrigeración.

La competitividad de las aves rurales no solo se fundamenta en el precio, sino que la diversidad es un valor en sí misma. Impulsar el desarrollo de las aves rurales es favorecer la biodiversidad. En la producción de carne se utilizan decenas de diferentes cruces para ofrecer al consumidor pollos variados y adaptados a todos los gustos y momentos de consumo. En la producción de huevos son igualmente las aves rurales las que más variedad aportan. Por ejemplo, los cruces para producir huevos de diferentes colores (marrón oscuro, azules, verdes, crema…) son buscados por los pequeños productores para ser vendidos en circuitos cortos de comercialización, ya que les aporta una diferenciación que atrae al cliente y les permite incrementar el valor de sus producciones. Se espera que los trabajos que hay en marcha para la mejora genética de las razas autóctonas españolas nos ofrezcan en los próximos años aves bien adaptadas, con los programas sanitarios necesarios aplicados y en cantidad suficiente para que se concrete ese deseo de productores y consumidores de disponer de carne y huevos procedentes de nuestras razas autóctonas. La variedad de la avicultura rural favorece claramente la biodiversidad. ARTÍCULO COMPLETO EN: https://avicultura.com/avicultura-alternativa-y-sostenibilidad-2a-parte/