En las plantas de incubación los pollitos nada más eclosionar del huevo se recogen de la nacedora, se sexan, vacunan y se transportan a la granja de destino. Durante este período, la práctica habitual para la mayoría de las plantas de incubación, es que el pollito no coma ni beba nada.
Como resultado, en el momento que los pollitos llegan y se ubican a lo largo de la nave, pueden haber sido privados de comida y agua durante algunos días. En la mayoría de casos esta privación es por muy pocas horas o días al estar relativamente cerca la planta de incubación de las granjas.
Hasta ahora se sabía que privaciones de agua y pienso por períodos de 36 a 60 horas, post-nacimiento, y ya no digamos por más horas, comportaban, de manera inmediata, pérdida de peso en el pollito, y eventualmente podían arrastrar hasta las seis semanas de vida sus efectos adversos ocasionando mayor mortalidad y crecimientos inferiores.
Además de razones prácticas, el principal argumento por el que hasta ahora se creía que el efecto adverso de privaciones de agua y pienso post-nacimiento no eran significativamente perjudiciales, era por la razón que el pollito necesita absorber su “mochila energética”, es decir, su saco vitelino.