La siguiente revisión bibliográfica busca resumir las características, tolerancias y efectos sobre la salud humana y animal tanto del arsénico como del flúor en el agua de consumo. El arsénico está presente de forma natural en niveles altos en las aguas subterráneas de varias provincias, como Buenos Aires, San Luis, Entre Ríos, Córdoba, La Pampa, etcétera.
La exposición prolongada al arsénico a través del consumo de agua y/o alimentos contaminados puede causar cáncer, lesiones cutáneas y asociadas a otras enfermedades (cardiovasculares, neurotoxicidad, diabetes, etcétera).
En tanto, el flúor es esencial para mantener la solidez de los huesos y proteger el decaimiento dental. Se recomienda un consumo diario no mayor de 0.1 mg/l de flúor para mantener los huesos y dientes saludables.
Sin embargo, cuando se consume «agua» con exceso de flúor se producen caries, osteoporosis (fluorosis esquelética), daños en los riñones, huesos, nervios y músculos. Además, afecta el metabolismo del calcio y fósforo, alterando el crecimiento de los huesos (destete y recría) provocando menor peso al nacer. El flúor no atraviesa la placenta ni puede llegar a la leche y el calostro. Por ende, el ternero se puede afectar, solamente, cuando consume agua con altos niveles de flúor.
Niveles de tolerancia del arsénico
Consumo humano: 0,05 mg/l (50 ppb) de arsénico según el Consejo Hídrico Federal de la Argentina (Cohife). La Organización Mundial de la Salud (OMS) fija como límite máximo 0,01 mg/l (10 ppb). Consumo animal: 0,2 mg/l (200 ppb). https://www.agromeat.com/271690/ganaderia-efectos-del-agua-con-alto-nivel-de-arsenico-y-fluor