Al contrario que ocurre con otras especies de aves, las ocas cuentan con mayor resistencia ante situaciones climatológicas adversas, esto se debe a que poseen gran fortaleza física, y mucha confianza en sí mismas.
Son animales rústicos, muy duros y curtidos para la vida en granja. Cuentan con gran resistencia a las enfermedades y no necesitan de muchos cuidados.
Al contrario que ocurre con otras aves que necesitan cobijarse en épocas de lluvia o frío, como es el caso de las gallinas que necesitan de un buen gallinero para resguardarse, las ocas pueden criarse al aire libre durante todo el año. Esto es debido a que tienen un plumaje privilegiado que les permito no padecer los fríos del invierno.
Pero aunque la oca adulta sea muy resistente, no lo son sus crías cuyo sistema inmunológico es muy débil durante las tres semanas de vida.
La oca tiene fama de ser un ave agresiva, aunque no es tanto lo que se piensa como lo que es en realidad. Las ocas persiguen a los desconocidos, invaden su territorio y producen mucho alboroto. Podría decirse que son excelentes aves guardianes. Si hubiese peligro o miedo a que nos atacasen, podría solucionarse con un paciente y dedicado entregado entrenamiento para corregir determinadas actitudes. Un ejercicio muy adecuado es cogerla por el cuello con energía pero sin hacer daño al animal, en una señal de demostrar autoridad y mirarla fijamente como queriendo imponernos sobre ella.
Uno de los mayores peligros de las ocas son sus depredadores: ratones y zorros, por lo que hay que tomar precauciones para evitar un agujero en la granja por el que puedan colarse. Un buen alojamiento puede ser suficiente para protegerse de sus depredadores y refugiarse ante días especialmente fríos y lluviosos.
Como no es un animal que aguante bien el encierro, es mejor tenerla durante el día en un espacio abierto en el que pueda pasear y moverse libremente.
