Analizan cómo agregar valor y diversificar las exportaciones agroalimentarias

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Analizan cómo agregar valor y diversificar las exportaciones agroalimentarias

En un simposio discutieron políticas para llegar a las góndolas del mundo, a través de acuerdos público-privados. “La gente tiene necesidad de alimentarse. No sabremos cómo será. Hay distintas visiones sobre el tema pero Argentina está allí, como un actor importante, porque forma parte del 10% de los países del mundo que produce excedentes alimenticios”, sintetizó Fernando Vilella, puntal organizador del simposio Del Sur al Mundo en 2030, que cada año organiza el Departamento de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), y este miércoles tuvo su 7ª edición adaptada al contexto. El eslogan esta vez se completó con la frase: “analizado desde la pandemia 2020” y se adoptó el formato virtual. También contó con la co-organización de la Fundación Centro de Estudios para el Desarrollo Federal (CEDEF) y el ministerio de Relaciones Exteriores, en cuya sede del Palacio San Martín, se iba a realizar originalmente.

Como parte de un programa amplio, Vilella, director del Departamento de Bioeconomía de la FAUBA y Gabriel Delgado, director consultor del INTA y coorganizador del simposio, abordaron la conferencia inaugural: “Hacia 2030. Reflexiones de mediano y largo plazo para el desarrollo”.

En este sentido, Vilella destacó que “tras la llegada del COVID-19, si bien es difícil sacar conclusiones sobre cómo seguirá el mundo luego de pasada la pandemia, sí hay algunos rasgos. Y aclaró que “el potencial de producción de alimentos argentinos está medido a partir de productos que nos son de consumo humano directo, ya que “sus dos principales granos de exportación, el maíz y la soja, forman parte de los alimentos balanceados para producir animales” al igual que la harina de soja que el país vende al mundo en un 90% de su producción, para que otros países generen alimentos para cerdos y aves, entre otros.

Para Vilella, “la pandemia se superpone con la reconfiguración que desde hace algo más de un año se da en el mercado de las proteínas animales, a nivel global, por la declaración de la peste porcina africana en China” que provocó que la cuarta parte del rodeo porcino mundial desapareciera, dado que China, que tenía la mitad, debió sacrificar el 50% de su piara. Por eso bajó drásticamente el volumen de consumo de harina de soja, de su poroto y del maíz que produce Argentina.

Fernando Vilella, director del programa de bioeconomía de la Fauba

“Así, quien tenga carnes para ofrecer a China, tendrá mercados activos y los que tengan insumos adicionales para producirla tendrán problemas”, no solo porque el gigante asiático consumirá menos alimento animal, sino por la baja en el consumo de combustibles fósiles, asociados a la producción de etanol y biodiesel, cuya producción bajó. Esto provocó una baja del consumo 40% de maíz de EE. UU., a lo que se suma que ese país espera una cosecha récord de cereal en esta campaña, lo que implicará probablemente menores valores para ese grano.

Vilella insistió en que “la Argentina tiene una agroindustria con capacidad de exportar y transformar granos en proteína animal. Un potente desarrollo de valor agregado en los territorios y un aprovechamiento en la bioeconomía, puede ser un instrumento de transformación de biomasa, aprovechando esos mercados”.

Pero al mismo tiempo advirtió que “esa transformación de la biomasa con el conocimiento cada vez más sofisticado, a través de científicos capacitados y empresarios dispuestos a invertir en tecnología, se cruza con la falta de un encuadre macroeconómico que fomente estas iniciativas”.

Consensos para la bioeconomía

En este sentido, Vilella reitero su idea de que así como se lograron consensos para dar un encuadre específico a las inversiones petroleras en Vaca Muerta, lo que él llama “vaca viva”, al referirse al potencial de la bioeconomía, requiere “políticas de estado donde no haya oficialismo y oposición, sino un conjunto de vocaciones que, por el bien común, puedan unirse y avanzar. Esto es lo que debería surgir en pos de generar riqueza y puestos de trabajo. El problema actual no es la falta de capital, sino de atraerlo en forma sustentable.” Y agregó que “estamos en una situación donde la creación de trabajo repetitivo debe equilibrarse con el trabajo del futuro. La bioeconomía puede generarlo en ambos campos y ofrecer una salida que saque al país de muchos años de retroceso y pobreza.

Pasar del 5% de pobres que había hace 45 años a valores cercanos al 50%, a la salida de la pandemia, muestra que por mucho tiempo hemos hecho cosas que no han sido las adecuadas”, reflexionó.

Por su parte, Delgado sostuvo que “una de las grandes conclusiones que deja el Covid-19, es que se están acelerando una serie de tendencias. Esto configura una nueva estrategia geopolítica y comercial diferente a nivel de los países, que estamos tratando de descifrar. Tanto los que dicen que todo será como antes, como los que decimos que todo será distinto, como aquellos que sostenemos que habrá una aceleración más profunda de lo que se venía dando, vamos a tener algo de razón”, sostuvo. LEER MÁS . . .

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