El estrés por calor tiene efectos adversos sobre el rendimiento reproductivo en cerdas. Sin embargo, es importante saber en qué días o periodos durante el ciclo reproductivo el estrés por calor tiene los efectos más acusados para el apropiado diseño genético o las estrategias de manejo.
Se realizó un estudio* para identificar los días y periodos que tuvieron mayor influencia sobre la tasa de partos y el número total de nacidos utilizando cinco medidas diferentes del estrés por calor. Los datos consistían en 22.750 registros de 5.024 cerdas Dutch Yorkshire procedentes de 16 granjas de España y Portugal.
El estrés por calor en un día determinado se midió en términos de temperatura máxima, rango de temperaturas diurnas y carga de calor. La carga de calor se estimó utilizando tres definiciones que consideraban diferentes temperaturas críticas superiores. La identificación de días con el máximo efecto durante el ciclo reproductivo se basó en la correlación Pearson entre la variable de estrés por calor y el carácter de reproducción, estimado para cada día durante el ciclo reproductivo.
Se ajustaron funciones polinómicas para describir las tendencias de estas correlaciones, y los días con mayor correlación negativa se consideraron como días con efecto máximo. Las correlaciones fueron mayores para la temperatura máxima, seguidas de aquellas para carga de calor y rango de temperaturas diurnas. Las correlaciones para la tasa de partos y el número total de nacidos vivos fue mayor en primerizas que en cerdas. Esto implica que el estrés por calor tiene un mayor efecto sobre el rendimiento reproductivo de las primerizas que de las cerdas. El estrés por calor durante la tercera semana (días 21 a 14) antes de la primera inseminación tenía un efecto superior sobre la tasa de partos. El estrés por calor durante el periodo entre el día 7 antes de la inseminación que tuvo éxito hasta el día 12 tuvo el máximo efecto sobre los nacidos totales.
Las correlaciones entre temperaturas en días consecutivos durante estos periodos fueron extremadamente elevadas (>0,9). Por tanto, la temperatura máxima el día 21 antes de la primera inseminación y la temperatura máxima el día de la inseminación realizada con éxito para tasas de partos y para nacidos totales, respectivamente, pueden utilizarse como medidas predictivas del estrés por calor en las granjas de cerdas comerciales.
De forma adicional, las diferencias entre grupos de hijas de progenitores fueron identificadas en respuesta a las altas temperaturas. Esto podría indicar que hay posibilidad para realizar selección genética sobre la tolerancia al calor.